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Ascensores de Valparaíso son un patrimonio vivo y también un modelo de transporte sustentable

Por Monserrat Chodil Soto.- Patrimonio que conecta pasado y futuro. Los ascensores de Valparaíso no son solo íconos patrimoniales de la ciudad puerto,
declarada Sitio de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2003. También
constituyen un sistema de traslado urbano único en el mundo, vigente hace más de
140 años y todavía esencial en la vida de la población. Estas máquinas centenarias,
que nacieron como respuesta a la geografía porteña, hoy dialogan con los desafíos
contemporáneos: movilidad limpia, reducción de huella de carbono y preservación
del entorno urbano.
“Los ascensores son un importante transporte de personas: útiles, rápidos y limpios,
que conectan la ciudad y la vinculan con su plan”, explica David Aceituno, doctor en

Ascensor Barón

Historia Contemporánea y de América Latina. El historiador destaca que este
sistema, basado en energía eléctrica, “es ejemplo de sostenibilidad y de plena
actualidad”, y subraya que “los ascensores, son patrimonio e historia, por supuesto,
pero también son el presente y futuro del transporte sustentable de la ciudad y
debemos estar orgullosos de tenerlas funcionando por tantos años, por lo que se
debe continuar en su rescate y cuidado.”
UNA SOLUCIÓN DEL SIGLO XIX CON VIGENCIA EN EL XXI
El primer funicular porteño, el Concepción, fue inaugurado en 1883 con un sistema
de contrapesos por agua. En pocas décadas llegaron a operar 31 ascensores que,
con robustas maquinarias europeas, revolucionaron la vida de la ciudad. Hoy
sobreviven 15, y operan solo 7, algunos modernizados con tecnología regenerativa
como los variadores U1000 de Yaskawa, que permiten ahorro energético y reducen
el impacto ambiental.
La lógica que los originó sigue imperante: conectar barrios, facilitar la cotidianidad y
ofrecer un transporte eficiente en un terreno desafiante. En palabras de Javiera
Parraguez, usuaria frecuente de El Peral, “usar el ascensor en vez de un bus o auto
es bastante bueno para el medio ambiente. Se nota en el ruido, en la
contaminación, incluso en la congestión: es mucho más silencioso que otros
vehículos en los cerros”.
TRASLADO LIMPIO, ECONÓMICO Y CON ARRAIGO COMUNITARIO
Aunque la eficiencia energética varía según cada línea, el sistema destaca por ser
eléctrico y de bajo impacto. Bernardita, operadora del Ascensor Barón, cuenta que
realizan mantenciones semanales y confirma que “los pasajeros valoran que sea un
medio de transporte económico y útil, aunque no todos lo asocian directamente al
cuidado del medio ambiente”.
Desde otra perspectiva, Julio, encargado del Ascensor Concepción, comenta que
“se están modernizando los sistemas, pero los sensores dan problemas por el uso
constante. Aun así, los turistas y vecinos reconocen la mejora estética y funcional”.

Ascensor Concepción

Para los usuarios, lo ambiental también es evidente. Cecilia Guevara, vecina del
cerro barón, asegura: “El ascensor es lo más silencioso que hay, es excelente para
la ciudad. El Estado debería invertir más en este tipo de transporte, porque gastan
en otras cosas y no en lo que realmente necesitamos”.
Entre el patrimonio y la sostenibilidad
Los ascensores porteños han demostrado ser más que reliquias del pasado. Son
una alternativa concreta de movilidad sostenible, que reduce emisiones y
congestión, y que conecta historia, comunidad y futuro.
“El redescubrimiento de este tipo de transporte muestra que su sustentabilidad y
capacidad de pervivencia es un ejemplo”, recuerda Aceituno, al insistir en la
urgencia de protegerlos. Porque los ascensores de Valparaíso son, a la vez,
testimonio de un pasado industrial y una respuesta vigente a los retos ambientales y
urbanos del siglo XXI.

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